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LOS CASTILLOS JAPONESES ORIGINALES

08/04/2022

Cuando hablamos de castillos en Japón seguramente pensemos en una iconografía con almenas de estilo europeo, pero nada más alejado de la realidad. Los castillos japoneses, aunque tenían los mismos objetivos de defensa y control de territorios, son muy diferentes a los europeos.

Sin embargo, a pesar de que quedan en Japón unos 100 castillos, solamente 12 de ellos mantienen su torre principal intacta tal como era en el periodo Edo. Incendios, terremotos, guerras o incluso aspectos burocráticos supusieron que muchos de ellos fueran desmantelados o destruidos. En algunos casos, sólo quedan ruinas mientras que en otros se han hecho reconstrucciones modernas.

Pero qué duda cabe de que visitar alguno de esos 12 castillos originales es algo único. Porque el hecho de que sean originales significa que sus interiores también lo son. Así, puedes disfrutar de interiores en madera, con empinadas escaleras entre niveles, salas con tatami, troneras y espacios para lanzar piedras y hasta miradores con vistas espectaculares.

Pero, ¿cuáles son estos castillos? Si los recorremos de norte a sur, el viaje empezaría visitando el castillo de Hirosaki, en la prefectura de Aomori. Luego llegaríamos al castillo de Matsumoto

(prefectura de Nagano), para seguir por el castillo de Maruoka (Fukui), el castillo de Hikone (Shiga), y el castillo de Inuyama (Aichi).

El recorrido prosigue por el castillo de Himeji (Hyogo), posiblemente el más famoso de todo Japón, para ir luego al castillo de Matsue (Shimane) y de ahí al de Bitchu-Matsuyama (Okayama). Tras estos, los últimos cuatro están en la isla de Shikoku: el castillo de Marugame (Kagawa), Kochi (Kochi), Matsuyama (Ehime) y Uwajima (también Ehime).

A continuación de hablamos de 3 de los mejores de entre estos 12 castillos.

El castillo de Himeji

Como hemos dicho, hablamos del castillo más famoso de Japón. Además, su localización a poca distancia de Kioto y Osaka, con estación de tren bala, hace que visitarlo sea muy sencillo en un recorrido básico por Japón.

El color blanco de sus paredes lo hizo merecedor del apodo de «la garza blanca», aunque durante muchos años el blanco lo tenías que imaginar, porque el estado del castillo estaba bastante

deteriorado. Hoy en día, tras un periodo larguísimo de restauración, el castillo, que es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, puede disfrutarse exactamente tal como era.

Toyotomi Hideyoshi fue quien ordenó construir el castillo, entre 1577 y 1580, aunque fue ampliado posteriormente. Es uno de los mejores ejemplos de castillo japonés, no sólo por su torre principal sino también por el resto de componentes, los pasillos entre estructuras y su estado de conservación. Una verdadera maravilla.

El castillo de Matsumoto

Otro gran ejemplo de castillo original japonés que, en este caso, resulta muy curioso por tener sus paredes de color negro, algo poco frecuente, que le da el sobrenombre de «el cuervo negro». Se encuentra cerca de Nagano y, aunque no cuenta con estación de tren bala como el castillo de Himeji, tiene conexión directa con Tokio, con lo que es fácil de visitar.

El castillo, que data de 1590, tiene una arquitectura única e incluye incluso una torreta específica para la contemplación de la luna de otoño, un momento festivo muy querido por los japoneses desde hace siglos. De hecho, en el parque del castillo se hacen eventos nocturnos especiales para disfrutar de la luna de la cosecha, la primera luna de otoño.

El castillo de Hirosaki

Nuestro tercer castillo recomendado es el único original en el este de Japón, lo que lo hace algo único. En este caso, se completó en 1611 y, originalmente, su torre principal tenía cinco niveles, pero un rayo la destruyó. En 1810 se reconstruyó pero únicamente con tres niveles. Es curioso, por tanto, que siga siendo considerado original, ya que es una reconstrucción. Pero como dicha reconstrucción se hizo en el periodo Edo, resulta válida.

Además de ser un castillo precioso, su localización resulta tremendamente popular entre los japoneses, porque se encuentra en un parque que tiene más de 2600 cerezos. Por eso, visitar esteparque y el castillo es uno de los pasatiempos favoritos de los japoneses cuando florecen los cerezos en la ciudad, hacia mediados o finales de abril, según el año.

El castillo se encuentra a poca distancia de Aomori, que cuenta con estación de shinkansen o tren bala directamente conectada con Tokio.

Este post es fruto de la colaboración con el blog de cultura japonesa Japonismo. Texto y fotos:  © Luis Rodríguez y Laura Tomás.