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EL CENTRO NACIONAL DE ARTE DE TOKIO

11/06/2024

El Centro Nacional de Arte de Tokio, o NACT por sus siglas en inglés, es un espectacular museo de arte situado en el barrio de Roppongi, justo al lado del cementerio de Aoyama.

El museo fue diseñado por el arquitecto Kurokawa Kisho (1934-2007), uno de los exponentes del metabolismo japonés en la década de 1960 y se inauguró en 2007 con una idea clara en mente: diseñar un centro de arte rodeado de espacios verdes.

Gracias a la vegetación que lo rodea, así como a los materiales de su propia construcción, el museo se incorpora perfectamente justo al lado del cementerio.

Metabolismo japonés

El metabolismo fue uno de los grandes movimientos arquitectónicos de la posguerra japonesa. En las décadas de 1950 y 1960 había gran necesidad de reconstruir las ciudades japonesas, por lo que surgieron nuevas ideas de diseño urbano.

Una de estas ideas fue el metabolismo que giraba en torno al diseño de edificios (y ciudades) como si fueran un ser vivo. El metabolismo entendía que las ciudades y sus construcciones no eran entidades estáticas, sino que estaban en constante cambio, siendo orgánicas.

De ahí que el metabolismo fusionara diseños de megaestructuras con ideas de crecimiento biológico y orgánico. Por ello, había que diseñar buscando cierta simbiosis entre la arquitectura y la naturaleza y un buen ejemplo de ello es, justamente, el Centro Nacional de Arte de Tokio. 

Diseño rompedor

El Centro Nacional de Arte de Tokio ocupa un espacio de 14 000 metros cuadrados, uno de los mayores espacios de exhibición artística del país. No obstante, no cuenta con una colección permanente, sino que organiza diferentes exposiciones temporales y temáticas. Además, cuenta con una biblioteca, un auditorio y varias salas de conferencias.

Este museo sorprende por su enorme fachada ondulada, que mide aproximadamente 22 metros de alto y se extiende unos 160 metros de largo. Está recubierta íntegramente de vidrio laminado, que al estar colocado en horizontal recuerda a las celosías de madera de las casas tradicionales japonesas.

Además, con sus sinuosas curvas consigue transformar un material rígido como el vidrio en algo orgánico, vivo y lleno de movimiento, que parece moverse con el viento en sintonía con las hojas de los árboles que lo rodean.

En su interior, destaca el atrio abierto, donde se encuentran el restaurante, las cafeterías y la tienda del museo. A pesar de encontrarse en el interior del museo, se trata de un espacio muy abierto, que da la bienvenida a todos los visitantes. Seguro que este espacio interior resulta familiar porque aparecía en la popular película de animación “Your Name” de Makoto Shinkai.

Vidrio en Japón

Aunque se sabe que ya había objetos de vidrio en la prehistoria japonesa, procedentes de China, con el comienzo de la era de los samuráis durante el periodo Kamakura (1185-3133) el vidrio dejó de usarse en decoraciones y objetos en Japón.

Reapareció a mediados del siglo XVI gracias al intercambio comercial con los misioneros jesuitas de España y Portugal y evolucionó durante el periodo Edo (1600-1868), momento en el que se crearon todo tipo de técnicas (como las de cristal kiriko) en Japón.

Con la apertura de Japón a finales del siglo XIX, el vidrio comenzó a usarse también en la arquitectura, como es el caso de la fachada del Centro Nacional de Arte de Tokio.

Este post es fruto de la colaboración con el blog de cultura japonesa Japonismo. Texto y fotos:  © Luis Rodríguez y Laura Tomás.