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Muchas de las maravillas del mundo están en China

02/01/2014

China es un país que posee las más preciosas riquezas de la humanidad, entre las que cuentan una historia milenaria, múltiples culturas y una gran extensión que producen esa singular policromía en las costumbres y hábitos del pueblo chino. El viajero puede apreciar todas estas maravillas si se acerca a la llamada “Tierra de Dragones”.

Son numerosos los atractivos que harán que mantengamos el recuerdo inolvidable de un viaje a China: hermosos ríos y montañas, reliquias culturales y diferentes costumbres que el viajero podrá descubrir en este país. El turista se fascinará con sus bellezas naturales, las siete antiguas capitales: Anyang, Xi´an, Luoyang, Kaifeng, Nanjing, Beijing y Hangzhou, donde se conservan numerosas reliquias culturales y artísticas, sin olvidar la Gran Muralla, única obra antigua que, según los cosmonautas, se puede apreciar desde la luna. El Palacio Imperial, considerado como la “octava maravilla”, o el enigmático Gran Canal. Un viaje por la región fronteriza del suroeste de China puede proporcionar una de las visiones más maravillosas del mundo: el Everest y el Salto del Tigre, el valle más profundo de la Tierra.

Sus tres grandes metrópolis

Beijing es la fusión entre el presente y la historia. La ciudad tiene una antigüedad de tres mil años aunque sólo cuenta con mil años de existencia como capital imperial o real. Su principal atractivo es haber sabido combinar su cultura milenaria con los ritmos de la modernidad, permitiendo la convivencia de culturas de diversas nacionalidades y épocas. En ella encontrará decenas de monumentos, palacios y templos famosos en todo el mundo, que destacan por su antigüedad y grandiosidad convirtiéndose en el principal punto de mira de todo visitante.

Hong Kong es una fantástica metrópoli en la que nunca verá autopistas de cuatro carriles, siempre dos o tres por sentido, o edificios que no miren al mar y recubiertos de espejos para atraer el agua y el viento, porque, según los hongkoneses adeptos al Fung Sui o Feng Sui, trae mala suerte. En su distrito Central se erigen inigualables edificios unidos por una red de pasos elevados y el asombroso Banco de Hong Hong, diseñado por el prestigioso arquitecto Norman Foster.

Si, por el contrario, el principal motivo de su viaje es ir de compras, Shanghai cumplirá todas sus expectativas. En Donglu, en el Barrio Francés y en el Bazar de Yuyuan es fácil encontrar seda, bordados calados, grabados y esculturas en jade, así como preciosos objetos de laca.

Un paraíso natural

La Montaña Huangshan, que significa “Montaña Amarilla”, es un hermoso santuario natural de fauna y flora donde existen al menos 1.452 variedades de plantas y 552 especies de animales. Este deslumbrante paraje en ocasiones se cubre por completo de nubes que no dejan apreciar su belleza, pero a los pocos minutos desaparece apareciendo espesos bosques entre las grietas de los afiladas picos, fuentes termales con agua rica en minerales, serpenteantes senderos, en ocasiones escalonadas, que atraviesan los picos de Huangshan, y acantilados escarpados que salpican la montaña de cataratas, manantiales o charcas.

En China también hay que dejarse caer por los jardines de Suzhou, donde se construyeron numerosos jardines durante la dinastía Song. Antiguamente, en esta bella ciudad, bañada por el Gran Canal, los jardines eran casas privadas de adinerados que los mandaban levantar como lugar de descanso.

Huellas de un gran pueblo

La Gran Muralla China, que se empezó a construir hacia el año 221 a.C., y que tal como la podemos apreciar hoy en día se terminó durante la dinastía Ming (1369-1644), se creó para proteger la zona de las tribus del norte, hunos y mongoles. Por Pekín pasa serpenteando la Gran Muralla, aunque la panorámica que se aprecia en el tramo que va de Juyongguan a Badaling es espectacular.

En los alrededores de Dazu también se esconde parte de la historia de China. Aquí se levantan 10.000 esculturas realizadas entre las dinastías Tang y Song. Por encima de todo, sobresalen la escultura número once, llamada el Nirvana del Buda, que representa a un Buda yaciente de 31 metros de largo y cinco de altura, y el número ocho, que escenifica a la diosa de la misericordia, Guanyin, con mil manos y con mil ojos.

Terminaremos nuestro viaje por China en el mausoleo de Qin Shi Huang, emperador que se hizo con el poder a los 22 años de edad, nueve años después de heredar el trono de su padre y que llegó a dominar a todos sus países enemigos. Ya asentado en su poder, en el año 246 a. C., comenzaron los trabajos de construcción de su tumba, que contenía unos 7.000 guerreros, de una altura entre 65 y 78 cm, y unas 6.000 estatuas de guerreros en tamaño real, carros y caballos colocados en posición de batalla.

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