26/03/2025
La aldea histórica de Shirakawago fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1995 por su “valor universal excepcional”. Situada en una aislada región montañosa en el centro de Japón, Shirakawago ha vivido tradicionalmente de la cría del gusano de seda y el cultivo de moreras.
En la actualidad Shirakawago es conocida por sus casas de arquitectura singular, algunas de las cuales tienen más de 250 años, que te permiten viajar en el tiempo y sentir, en vivo y en directo, cómo era la vida en una región aislada entre las montañas, en el Japón de antaño.
Casas gassho-zukuri
Shirakawago es famosa por sus casas de tejados de paja de pendiente muy inclinada llamadas gassho-zukuri. Este tipo de casas se caracterizan por adaptarse al entorno natural en el que se encuentran, una zona en la que caen importantes cantidades de nieve.
Pero su arquitectura singular también ayudaba y fomentaba la cría de gusanos de seda. De hecho, en algunas de las casas, como la casa Wada, la casa Kanda o la casa Nagase —hoy abiertas al público como museos— puedes ver cómo es la estructura por dentro gracias a su maravilloso estado de conservación y, si tienes suerte, ver en directo cómo se criaban los gusanos de seda en el ático de alguna de ellas.
Todo tiene una función
Durante un paseo por Shirakawago, especialmente si se visita alguna de sus casas tradicionales, uno comprende hasta qué punto todo está pensado para adaptarse al entorno.
Por ejemplo, en el centro de la casa, en la planta baja, se encuentra el irori u hogar tradicional. Este irori, además de calentar la casa y funcionar como cocina y punto de encuentro, genera humo que se filtra por la paja del tejado. Esto sirve para desinfectar los tejados de insectos y parásitos, ampliando así su tiempo de vida.
Gracias a ello, el tejado de paja de una casa de estilo gassho-zukuri puede aguantar entre 30 y 40 años. Eso sí, cuando toca cambiarlo es una tarea ardua y costosa, que necesita de la ayuda de toda la comunidad.
Comunidad y autenticidad
La vida en una región tan remota y aislada no hubiera sido posible sin un fuerte sentido de comunidad que se mantiene hoy en día. Por ello, Shirakawago mantiene un alto nivel de “autenticidad”, porque ha sabido mantener las costumbres y el estilo de vida de antaño.
Por ejemplo, cuando toca cambiar un tejado de paja, toda la comunidad colabora, porque, al final, todos van a necesitar de todos en algún momento. Y si bien se han adaptado algunas técnicas de reconstrucción modernas para facilitar la tarea, lo cierto es que la comunidad ha sabido gestionarlo, manteniendo el uso de materiales y técnicas tradicionales, lo que ayuda a mantener también la autenticidad del lugar.
Impasibles al cambio
Sin duda alguna, las casas de estilo gassho-zukuri de Shirakawago son un ejemplo perfecto de cómo los habitantes de esta remota aldea en las montañas se adaptaron al entorno y a sus necesidades sociales y económicas.
Además, es especialmente destacable que las casas gassho-zukuri hayan sobrevivido a pesar de los drásticos cambios económicos (y sociales) ocurridos en Japón desde mediados de la década de 1950.
Partes del entorno pueden haber cambiado, pero gracias a la declaración de Patrimonio de la Humanidad, se ha hecho todo lo posible para minimizar el impacto de, por ejemplo, la construcción de la autovía cercana. Y también se han instalado sofisticados sistemas de extinción de incendios.
Shirakawago es una demostración de que se puede mirar al futuro sin perder las raíces del pasado.