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ALENTEJO, DONDE MANDA EL MAR

21/07/2025

Arenas inmensas que parecen no acabar, acantilados de piedra con vistas al Atlántico y una calma casi irreal. El Alentejo portugués guarda un secreto bien protegido en forma de playas donde la intervención humana sigue siendo mínima y la calidad del agua alcanza la excelencia. Ahora, diez de estos enclaves han sido reconocidos por la organización ambiental ZERO con el sello de “playa de contaminación cero”. Se trata de espacios naturales donde la calidad del agua se mantiene impecable durante al menos los últimos tres años, alcanzando los más altos estándares europeos. El resultado son playas que hacen honor al concepto de paraíso natural y donde cada una aporta su sello distintivo.

Alberta Nova, en Grândola, parece perderse en la inmensidad de un arenal rodeado de acantilados de arenisca y dunas donde la vegetación manda. Muy cerca, en la península de Tróia, Tróia-Bico das Lulas ofrece playas tranquilas donde las aguas turquesas hacen de espejo para la Sierra de Arrábida, un espectáculo para la vista. A escasa distancia, Atlântica y Camarinhas completan la oferta de playas para quienes buscan instalaciones deportivas, campos de golf o una animada vida nocturna junto al mar.

También en esta misma costa, la playa de Pego destaca por haber alcanzado otras certificaciones de calidad, como la Bandera Azul o la de Playa Accesible, garantizando servicios para todos los visitantes. Si lo que apetece es un refugio íntimo para alejarse del mundo, Alteirinhos ofrece un enclave protegido por altos acantilados en el corazón del Parque Natural del Sudoeste Alentejano, donde la playa queda resguardada de los vientos atlánticos y regala un espectáculo natural digno de postal. Muy cerca, la pequeña localidad de Zambujeira do Mar aporta el sello artesanal al conjunto.

São Torpes, en Sines, es para muchos la playa ideal para iniciarse en el surf, es un arenal para todas las edades y todas las experiencias. Comporta, rodeada de arrozales y dunas, sigue ganando notoriedad como un destino eco-chic donde la tranquilidad y el diseño encuentran un punto de encuentro perfecto. A pocos kilómetros, Melides ofrece una playa donde la calma es absoluta y donde la proximidad de la laguna de agua dulce garantiza un espectáculo de reflejos al atardecer, ideal para quienes buscan descanso absoluto y un contacto íntimo con la naturaleza. Al sur, en la Costa de Santo André, playa y laguna convierten esta franja de litoral en un paraíso para la ornitología y para largas caminatas al borde del Atlántico.

Diez playas para perderse y reencontrarse en un Alentejo que sigue escribiendo su historia junto al mar, con la tranquilidad y la conservación como sello distintivo.

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