15/11/2021
Recorremos las carreteras secundarias de la Península Ibérica en busca de faros, castillos, huellas de dinosaurios y pueblos blancos; también de arte, porque no importa el motivo perseguido, lo importante es que la conducción nos acerque a la naturaleza o la historia, pero a nuestro propio ritmo.
El desafío de los faros
De costa a costa por todos los faros de la península ibérica, así podríamos resumir La Ruta 181 que bordea el litoral de España y Portugal, atravesando los Pirineos. Conducir los 5.700 kilómetros que unen, en 27 etapas, el Faro de Higuer, en Hondarribia, con el de Punta S’Arnella, en Port de la Selva, es una aventura épica en la que, además, podremos hacer paradas técnicas en varias Reservas Naturales de la Biosfera y Parques Naturales protegidos.
Costa de los dinosaurios
Seguir las huellas de los dinosaurios por las carreteras asturianas es una forma alternativa de acercarnos a su costa. Utilizando Villaviciosa como campo base de exploraciones, partiremos hacia el oeste, en dirección a El Puntal, para encontrarnos, por ejemplo, con el rastro de un saurópodo en la playa de Merón. Si por el contrario, preferimos dirigirnos hacia el oriente, la primera parada deberá ser el Museo Jurásico de Colunga, antes de tomar la ruta de la playa de La Griega que lleva hasta Llastres, dejando atrás el primer yacimiento descubierto en Asturias.
Triángulo Daliniano
Arte y asfalto. Un binomio que casa mejor de lo que parece es lo que nos encontraremos en la provincia de Girona siguiendo los pasos, la trayectoria y la inspiración de Salvador Dalí. El Triángulo Daliniano se trata de un concepto “tangible y mítico”, tal y como aclara La Fundación Gala-Salvador Dalí, que une mediante esta figura geométrica los municipios de Púbol, Portlligat y Figueres. Podemos empezar por visitar el Castillo Gala Dalí de Púbol, que el artista regaló a su esposa con la condición de que acudiese solo con invitación, al más puro estilo del amor cortés; proseguir la ruta hasta la Casa-Museo de Portlligat, la única residencia estable de Salvador Dalí, y terminar la ruta en el impresionante Teatro-Museo Dalí, inaugurado en 1974 y construido sobre los restos del antiguo Teatro Municipal de Figueres, considerado como la última gran obra de Salvador Dalí, quien llegó a afirmar: “¿Dónde, si no en mi ciudad, ha de perdurar lo más extravagante y sólido de mi obra, dónde si no?”
Ruta de Levante de los pueblos blancos
Tantos son los pueblos blancos en Andalucía que es mejor centrarnos en una zona concreta para no estresarnos con tanta parada y fonda. La ruta del Levante se inicia en la malagueña Cortes de la Frontera, invita a parar en Algatocín (para descubrir su pasado morisco), en Benadalid y sus estrechas callejuelas, en Atajate y su paisaje de contrastes, en el tranquilo pueblo de Jimera de Líbar y en Benaoján, con sus casas amarradas a la montaña, para finalizar en Ronda, considerada una de las ciudades más antiguas de España. El puente de piedra o el Mirador del Tajo son imperdibles, pero no te olvides de añadir a la ruta una visita a la Cueva de la Pileta, uno de los mejores exponentes del arte rupestre del Paleolítico andaluz.
Los castillos de la Orden Calatrava (Ciudad Real)
Fue en el castillo de Calatrava la Vieja donde nació la primera orden militar hispana, la de Calatrava, y desde esta fortificación, que destaca por su sistema hidráulico defensivo, seguiremos por las carreteras de Ciudad Real hasta alcanzar el castillo de Alarcos y el de Doña Berenguela (regalo de bodas de Alfonso VIII a su hija). Merece un alto en el camino (o mejor dicho, en la carretera) el imponente sacro convento de Calatrava La Nueva, nueva sede de esta orden militar y religiosa que acogió entre sus murallas, entre otras personalidades, a los Reyes Católicos.