23 /05 / 2016
Hieronymus Bosch (Jeronimo Bosco en castellano) llenó de simbología su obra y su vida entera.
Los datos apuntan a que nunca se movió de Hertogenbosch, su pequeña localidad natal del Brabante Septentrional ubicada entre la actual Holanda y Bélgica, pero este hecho no le impidió desarrollar una intensa labor artística y artesana que dotó a sus obras de un inesperado misterio que ha levantado pasiones con el paso de los años.
Su obra es fiel reflejo del clima que por 1490 vivía Europa Occidental, donde la cultura rural tradicional, la profunda religiosidad y la fantasía se entremezclaban como amalgama vital.
Pinturas que hoy serían catalogadas como una suerte de género sci-fi, como Las tentaciones de san Antonio Abad (1495-1501), El carro del heno o El jardín de las delicias duermen juntas en el Museo del Prado con motivo del V centenario de la muerte del artista.
Del 31 de mayo al 11 de septiembre se podrá visitar esta muestra monográfica que contará con los principales trípticos de El Bosco.
Dividida en cinco secciones de carácter temático a las que se añade una sexta dedicada a los dibujos, la exposición parte situando la obra del artista en su ciudad como seña de identidad. Y como epílogo, la última sección acogerá una selecta representación de obras en las que se evidencian la influencia del pintor tras su muerte a lo largo del siglo XVI. Un gusto por “lo bosquiano” que levanta pasiones también en nuestros días. Sin duda esta, es la cita de la temporada.