06/06/2025
Really vuelve con una nueva colección que es una declaración de intenciones. Bajo el nombre de Late Checkout Club, la firma valenciana se presenta ahora con una identidad renovada —ha eliminado el “Nice Things” de su nombre— y una filosofía que invita a quedarse, a ralentizar el ritmo y a disfrutar del diseño desde el confort, la nostalgia y la irreverencia. Inspirada en el espíritu de los años 70 y pensada como un hotel imaginario donde nadie quiere hacer el check-out, la colección es un manifiesto en favor del maximalismo emocional, el juego visual y la libertad estética. Cada pieza está pensada para construir escenas que celebren el placer de estar en casa: alargar la sobremesa, leer bajo una luz cálida, dormirse en un sillón con un disco de fondo.
Los materiales son envolventes, los colores osados y las texturas, rotundas. Terciopelos, estampados geométricos, florales, lunares psicodélicos, cuadros, rayas vintage… Todo convive sin pedir permiso. El resultado es una estética con alma de motel californiano setentero, pero reinterpretada con el desparpajo y la sensibilidad contemporánea de quien sabe que las normas están para romperlas. Cada ambiente de la colección lleva nombre propio. Como en un hotel boutique sin prisa, cada “habitación” tiene identidad, humor y una historia visual: la Room 808 se titula The Art of Doing Nothing, con su cabecero ondulado y lámpara groovy; la Room 101, Never-Ending Nap, es una oda a la siesta sin culpa. Son espacios que no solo se amueblan: se habitan con actitud.
Entre las piezas más icónicas están los cabeceros Eddie Velvet Checkerboard, los pufs Pouf Funky y Festival, las sillas Sandro en tonos como flame o pruss, o las mesas Chinchin, perfectas para una copa fuera de horario. Los cojines —Camille, Ziggy, Luna o Isabella— no solo decoran: sugieren escenas, acompañan historias, invitan a quedarse un rato más. Late Checkout Club también es una metáfora del momento que vive Really: una marca que, sin dejar de lado su raíz cercana y artesanal, apuesta por una voz más clara, más libre y más provocadora. En sus propias palabras, “menos palabras, más intención”. Lo suyo ya no es seguir tendencias, sino proponer mundos.
