15 /02 / 2018
Dicen que es un clásico de las afueras (identificable por su torre medieval trasplantada), sus jardines cuidados y su quiosco art déco en espera de una banda de música.
Pero esta arquitectura insólita reconvertida en un hotel rural de cuento es desconocida para otros muchos. Landa es un pequeño secreto a voces que merece la pena visitar, al menos una vez en la vida.
La historia de este encantador hotelito reconocible de nuestra geografía española arranca en 1964, cuando la familia Landa -artífice del Real Club Puerta de Hierro, en Madrid, y La Perla, en San Sebastián- se propone el traslado piedra a piedra de un torreón del siglo XIV hallado en un pueblo vecino para acometer su aventura hostelera.
Con ese gusto por el pedigrí medieval se completa la obra con un edificio porticado en el que se habilitan unas habitaciones y un túmulo abovedado de expresión gótica que aloja su piscina climatizada: el escenario perfecto para una peli de Sofia Coppola o de Luca Guadagnino, -el director del momento por el éxito de su cinta Call me by your Name-. Landa es una valiosa joya hostelera que llama la atención en el conjunto.
Antes de hotel rural, Landa fue conocido por ser un mesón de cocina reconocida entre los propios burgaleses. Conectado ahora a la ciudad por autovía y confundido entre gasolineras, fábricas y posadas camineras, el hotel sigue siendo lugar de encuentro y, al mismo tiempo, atrae a un numeroso público de paso que aprecia su renovada cocina.
"El Landa nació en unos tiempos difíciles para la hostelería española fuera de las grandes ciudades; vinieron después, poco a poco, el hotel y su época en Relais & Chateaux durante más de 20 años con sus varias ampliaciones, la torre, la piscina y la plaza: una torre defensa del siglo XIV fue reconstruida piedra a piedra", reza Landa en su web de corte minimalista.