09/02/2022
Don Carnal vuelve este 2022 para llevarnos por el camino del mal y la diversión.
Lo de menos es disfrazarse o las máscaras, lo importante es disfrutar y visitar los cuatro Carnavales que, según dicen, hay que visitar y vivir, al menos una vez en la vida: Venecia, Nueva Orleans, Río de Janeiro y Oruro.
RÍO DE JANEIRO
Carrozas, disfraces, color, música y samba, sobre todo mucha mucha samba, son los principales ingredientes del Carnaval de Río de Janeiro. Miles de personas desfilan por el sambódromo en medio de una multitud llegada de todo el mundo. Y es que la fiesta reúne cada año a cinco millones de personas, de los que cerca de un millón son turistas. Durante meses, las escuelas de samba preparan las comparsas, que en ocasiones pueden llegar a integrar hasta cinco mil participantes.
VENECIA
El misterio de las máscaras, la elegancia de sus trajes que parecen trasladarnos a otras épocas, el Carnaval de Venecia es único en su planteamiento, y consigue que sus calles parezcan de otro tiempo. Su tradición se remonta a fínales de la Edad Media. Durante diez días, la elegancia y el glamur están presentes en los espectaculares desfiles de disfraces de la plaza de San Marcos, en fiestas públicas y privadas y en las procesiones de barcos tradicionales por los principales canales de la ciudad.
NUEVA ORLEANS
Dicen que quien ve al Mardi Gras, nombre con el que se conoce el Carnaval de Nueva Orleans, no lo olvida nunca. La influencia francesa y los colores púrpura, verde y dorado, que simbolizan justicia, fe y poder, están muy presentes en la puesta en escena de una de las grandes citas del estado de Luisiana, que se remonta a principios del siglo XVIII. Es un deleite para la vista y por supuesto los oídos, con la música resonando por todas las calles y la gente entregada al baile.
ORURO
Probablemente el más desconocido de todos, sin embargo, su fama le precede. Ha sido declarado Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la Unesco, ahí es nada, y es la máxima representación de los Carnavales de Bolivia. Nació de festividades que datan de principios de la Era Cristiana, y es una tradición que se ha elevado a la altura de arte; festiva fusión intercultural que se manifiesta a través de la danza, la música, desfiles, procesiones, folclore y artesanías. Una fiesta que dura tres días y sus noches, pero perdura en la memoria por siempre.