27/05/2021
Dicen que los lugares con volcanes tienen una energía que los hace especiales, una fuerza de la naturaleza que hace que te sientas más unido a la tierra.
Y esta máxima sin duda se cumple en Tenerife, la isla canaria donde se encuentra el volcán patrio por excelencia y pico más alto de España, el Teide. Sus 3.718 metros de altura se imponen con elegancia en el paisaje isleño, dotando a la isla de una personalidad única en el archipiélago. Pero no hay que preocuparse de que entre en erupción, en principio. Si bien es cierto que se dice que sigue activo, la realidad es que hace más de un siglo que no da señales y no parece que vaya a despertar ahora mismo. Los geólogos saben que todo el complejo que compone el volcán del Teide ha entrado 13 veces en erupción en los últimos 2.000 años, siendo la última en 1909. Pero como la naturaleza es tan bella como imprevisible, dejemos que sea ella la que decida.
Bromas aparte, el Teide ocupa el corazón de Tenerife y, en 1954, el terreno que lo rodea fue declarado Parque Nacional y su alrededor de 190 kilómetros cuadrados conforman el área que incluye otros lugares de interés como el Pico Viejo, los Roques de García, el Alto de Guajara, Montaña Blanca o el Observatorio del Teide. Declarado Patrimonio de la Humanidad desde 2007, se puede visitar y hasta culminar, a través de rutas y senderos de una extraordinaria belleza volcánica de cráteres y ríos de lava petrificada. Eso sí, si se quiere acceder a pie hasta la cima, hay que solicitar un permiso especial a través de la central de reservas de parques nacionales. Aunque merece la pena. A pesar del viento, del fuerte olor a azufre y, a veces, hasta de la costosa respiración. Las vistas son espectaculares. Y siempre puede uno poner un check en haber coronado casi un 4.000, que viste mucho.
Rincones por descubrir
Pero Tenerife no es solo el Teide, aunque sea visible desde cualquier punto de la isla y el alma del lugar. Tenerife es bosques encantados, comida tradicional, pueblos de colores y por supuesto playas, muchas, escondidas, turísticas o pequeñas, pero playas. Su agradecido clima, con una temperatura media de 25 grados, lo convierte en un paraíso privilegiado al que poder viajar todo el año. Es la isla más grande de Canarias, su capital es Santa Cruz de Tenerife y otro de los símbolos por los que es conocido es su carnaval, uno de los más famosos en el mundo, que cada mes de febrero llena sus calles de color y alegría.
Pero volviendo a lugares que conocer, los amantes de la naturaleza tienen la obligación de visitar y, a ser posible, perderse en el Parque Rural de Anaga, un espacio natural formado por un extenso bosque de laurasilva cuyas ramas enmarañadas forman un paisaje mágico, como salido de un cuento. Los locales recomiendan el sendero que se llama ‘Del bosque encantado’. Por algo será el nombre. Otra de las obligaciones para con la isla es pasear por San Cristóbal de la Laguna, una de las ciudades más bonitas, tranquilas y sobre todo coloridas de España, Patrimonio de la Humanidad y lugar perfecto para conocer la tranquilidad canaria de sus habitantes.
Otra combinación paisaje-ciudad que no falla es la de los acantilados de Los Gigantes, que con sus 600 metros de altura impresionan al ser observados desde el océano Atlántico, para dejarse llevar después por el encanto de Garachico, un precioso pueblo del norte que además cuenta con unas piscinas naturales perfectas para tomar un baño en cualquier momento. Y no hay que pasar por alto el drago milenario, en la localidad de Icod de los Vinos, de 18 metros de altura y una edad que ronda entre los 800 y los 1.000 años, declarado Monumento Nacional.
Un paraíso de playas
Alcalá es un pueblo con encanto, típico de pescadores, donde han construido un hotel de lujo que combina muy bien la tradición con una zona más moderna y cuidada con pequeños restaurantes. Posee además una playa de cemento pero muy bonita para hacer snorkel, además de otras tres cercanas de arena negra. Y como de playas también va la cosa, no podemos olvidar las clásicas, como Los Cristianos o Las Américas, Costa Adeje o el mismo Puerto de la Cruz.
Pero existen multitud más, como la playa de la Tejita, la playa de Punta de Teno, alejada y menos transitada por turistas, a la que se accede por una de esas carreteras difíciles, pero enmarcada en un paisaje precioso, que cuenta con un mirador, un faro y otra zona de buceo. Playa Paraíso y Callao, dos menos expuestas y explotadas y quizá por eso con cierto sabor canario auténtico. En la primera hay un nuevo centro comercial con un restaurante arriba, La Navaja, que promete buena comida y unos atardeceres espectaculares de la vecina isla de La Gomera. Y si lo que se busca es un lugar sin postureo pero para probar mejillones deliciosos, hay que ir al Delfín, un restaurante curioso en Callao. Después se puede tomar un baño en playa de Tajao, un pequeño arenal de Callao, con un estupendo chiringuito y mejores vistas.
De arena negra es la playa de los Patos, en La Orotava, que debido a su difícil acceso hace que no esté demasiado ocupada. Playa de Antequera es otro de esos rincones a los que solo se accede en barco o caminando. O la playa nudista de Diego Hernández, un tesoro en la isla, de 200 metros de largo y 25 de ancho de arena blanca y aguas cristalinas.
Por cierto, si nos parece mucho por descubrir y poco tiempo para hacerlo, siempre está la posibilidad de teletrabajar, ahora que se puede desde cualquier lugar, gracias a un pase de bienvenida para teletrabajadores y nómadas digitales que ha lanzado Tenerife. Un welcome pass en toda regla. No hay excusa.
Descubre este y otros destinos para escaparte esta primavera en España es mucho mundo.