22 /12 / 2015
Francesca Woodman utilizó la fotografía como un medio de expresión personal e intransferible y sus retratos han servido de inspiración a artistas de todo el mundo.
Antes de morir a la edad de 22, Woodman exploró temas como la representación del género, la sexualidad y la corporalidad. Su obra se compone de un gran número de autorretratos siendo un aspecto notable de su trabajo el desnudo explícito frente a la ocultación del cuerpo, en muchas ocasiones el suyo propio, que representa metida en un armario, detrás de papel pintado, envuelto en plástico o material e incluso como un sudario en movimiento. Un retrato de sí misma en interiores interrumpidos por la evidencia de la decadencia donde la influencia simbolista y surrealista es palpable, en muchos casos evocando sentimientos opresivos.
Francesca Woodman, que se crió en una familia de artistas, comenzó a tomar fotografías en su adolescencia y de 1975 a 1978 estudió en la Escuela de Diseño de Rhode Island. Su obra generalmente se divide en varios períodos: el primeros su trabajo como estudiante en la Providencia, el trabajo realizado en Italia (1977-1978) o en la Colonia MacDowell y, por último, el trabajo que producen a partir de 1979 en Nueva York hasta su muerte en 1981. Dejó varios cientos de impresiones de gelatina de plata aunque también experimentó con otras técnicas. La primera gran exposición itinerante de la obra de Francesca Woodman tuvo lugar en 1986, algunos años después de su muerte mientras que las primeras exposiciones europeas se celebraron a principios de 1990. El museo Kunsthal en Rotterdam fue el primero en presentar su trabajo en los Países Bajos, en 1998.
Being an Angel estará expuesta hasta el 9 de marzo en el FOAM de Ámsterdam en colaboración con el Moderna Museet de Estocolmo y la fundación Francesca Woodman. Dicha exposición consta de 102 fotografías, grabados de plata principalmente de gelatina, varios grabados de gran formato y seis vídeos cortos.