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LA LACA JAPONESA Y EL WAJIMA-NURI

03/09/2021

Una de las artesanías más conocidas y apreciadas de Japón es el lacado. La laca japonesa, llamada urushi (漆), es un material muy apreciado en el país nipón que se usa de manera artística para transformar y decorar todo tipo de artículos japoneses, desde vajillas a objetos artísticos o específicos para la ceremonia del té.

El lacado como artesanía de decoración se originó en China hace más de 3000 años y desde allí se extendió por toda la región asiática, llegando a Japón de la mano del budismo en el siglo IX. Fue entonces cuando se popularizó la producción de muchos objetos decorativos lacados para templos.

La artesanía del lacado japonés fue, de hecho, uno de los artículos más populares que los comerciantes portugueses exportaron a Europa desde Nagasaki en el siglo XVI.

La producción de la laca japonesa

En su origen, la laca en Japón funcionaba básicamente como un barniz, pero posteriormente evolucionó y se añadieron elementos decorativos típicos del arte japonés, que es lo que conocemos hoy en día como urushi.

La laca japonesa se elabora a partir de la savia del árbol urushi, también conocido como árbol de laca o árbol de barniz japonés (Toxicodendron vernicifluum). Para conseguirla hay que hacer una serie de incisiones en la corteza del árbol. Eso sí, con cuidado, porque en su forma cruda el líquido del árbol de laca es venenoso al tacto e incluso aspirar sus vapores puede ser peligroso.

De esas incisiones en la corteza fluye la savia o laca cruda. Se trata de un líquido viscoso de color blanco o grisáceo. Lo sorprendente es que de cada árbol tan sólo se extraen cantidades muy pequeñas.

Unos años después de su recolección, la savia o resina se trata para obtener la laca: se filtra, se deshidrata y se homogeneiza, volviéndose transparente y con una textura más parecida a la miel. En ese momento ya podrá teñirse con minerales. Los colores más típicos son el negro y el rojo, aunque también hay lacas de color amarillo, verde o marrón.

Una vez tratada la laca, ya puede aplicarse en diferentes capas muy finas sobre la madera de todo tipo de objetos, como cajas decorativas o cuencos, por ejemplo. Cada capa se deja secar y hay que pulirla antes de agregar la siguiente, por lo que el proceso puede llegar a ser muy lento y laborioso. De ahí los elevados precios de algunos objetos lacados.

Wajima y su Wajima-nuri

Situada en la península de Noto y rodeada de los tremendos acantilados del mar del Japón, la pequeña ciudad de Wajima es conocida por el Wajima-nuri o lacado de Wajima, una de las artesanías más famosas de todo el país.

Con más de mil años de antigüedad, el lacado Wajima-nuri se caracteriza por su durabilidad, que se consigue gracias a las 70 capas de laca que pueden llegar a añadirse a un objeto.

Hoy, el lacado de Wajima sigue siendo uno de los ejes vertebradores de la región: se dice que un tercio de los habitantes de Wajima se dedican, de una u otra forma, a esta artesanía. No es extraño, pues, que en la ciudad haya muchísimos talleres de Wajima-nuri abiertos al público que exhiben sus artículos con orgullo, además de un par de museos interesantes.

El taller de lacados Ohsaki Shikkiten, situado en una bonita casa tradicional de la ciudad, es ideal para adentrarse en el mundo del Wajima-nuri. Además del taller en sí, donde distintos artesanos trabajan en la producción de objetos lacados de Wajima, puedes visitar su tienda, en la que hay en exposición algunas obras de gran belleza.

Decoración chinkin

La producción de Wajima-nuri puede dividirse, básicamente, en tres etapas. En primer lugar está la producción de sustrato, seguida del proceso de lacado propiamente dicho y, finalmente, la decoración.

Y justamente una de las técnicas de decoración más apreciadas y populares en los lacados de Wajima es el chinkin (沈金). Se trata de una técnica decorativa que consiste en tallar con distintos patrones la superficie de un objeto lacado y rellenar las hendiduras talladas con polvo de pan de oro.

Para tallar la laca se usan distintos cinceles, de distintas puntas y grosores, algunos con punta redondas para los dibujos generales, otros más anchos, otros para tallar la laca más profundamente, etc. Seguidamente se espolvorea polvo de pan de oro por encima, consiguiendo un efecto visual precioso.

La razón por la que esta técnica decorativa es tan popular en Wajima es, probablemente, por su cercanía con la ciudad de Kanazawa, capital japonesa del pan de oro. La tradición del pan de oro de Kanazawa se remonta a 1593 y hoy en día esa ciudad es el único centro de producción de pan de oro de todo Japón, tras la desaparición de la industria del pan de oro de Edo (actual Tokio) y de Kioto.

Este post es fruto de la colaboración con el blog de cultura japonesa Japonismo Texto y fotos: © Luis Rodríguez y Laura Tomás.