24/05/2023
Mima es el diminutivo cariñoso de Fátima, la madre del actor y productor franco-marroquí Jamel Debbouze, y Dar significa casa, por lo que queda claro el origen y la razón de ser de este local, Dar Mima. “¡Si algún día pudiera regalarle algo a mi madre, sería un restaurante. Y si tuviera que elegir un escenario, ¡sería el Institut du Monde Arabe!” había dicho Jamel Debbouze en alguna ocasión. Su relación con el lugar y con su fundador, Laurent de Gourcuff, venia de tiempo atrás, por lo que cuando surgió la idea, ambos estuvieron de acuerdo y también en que sería la mano de Laura González, muy vinculada también a Paris Society, la que le diera forma.
La idea era crear un pequeño paraíso en la azotea del Instituto del Mundo Árabe. “En una de las antiguas lenguas persas, la palabra jardín (pairi-daeza) dio origen a la palabra paraíso”, señala Laura González. Y la primera pregunta inicial fue cómo encontrar un universo “sexy, poético y romántico” en una azotea. “Había que contrastar por completo con el aspecto general del edificio, no podía ser un pastiche ya que el edificio tiene una arquitectura impresionante, ni teníamos que tratar de apegarnos a una arquitectura tan poderosa, así que nos separamos por completo de ella. Por lo tanto, creamos nuestro propio pequeño paraíso”. Nada más abrir la puerta, las luces, los colores y los olores te recuerdan a Oriente, incluido el jardín, donde se pueden encontrar naranjos, jazmines y mentas que nos transportan por Oriente Medio.
Se buscaba dar un poco de calidez, volver a vestir, repasar las geometrías de los moucharabiés de metal de la fachada, de forma que se aligeraron, se cambió la escala y se convirtieron en el panel de madera enrejado que brinda intimidad al lugar, algo muy valorado en el mundo árabe. El trabajo en la entrada es significativo también: cuando los invitados abren la puerta, es como llegar a un Riyad.
Y además, la propia Fátima, prepara y comparte algunas de sus más exquisitas recetas. Una auténtica fantasía oriental.
