18 /02 / 2015
Raoul Dufy es fauvista, maestro del color, compañero de Braque y gran discípulo de Matisse. Sus escenarios y pinturas parecen estar sacados de una película de Disney de mediados del s.XX y hacen soñar con escenas cotidianas y entrañables.
Gracias al Museo Thyssen Bornemisza podremos fundirnos en el imaginario plagado de colores intensos y bucólicas estampas de este genio francés de la pintura hasta el próximo 17 de mayo. Coincidiendo con el cincuenta aniversario de su muerte en 2003 Raoul Dufy es objeto de una creciente revalorización donde se celebraron varias grandes retrospectivas. Fue por esas fechas cuando el Museo Thyssen-Bornemisza incorporó a sus salas cuatro obras del artista francés pertenecientes a la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza y su obra pudo ser apreciada de forma más directa en nuestro país.
La presencia de Dufy en España ha sido más escasa que otra cosa no obstante. En 2015 y con la colaboración de la Comunidad de Madrid, el Museo propone una relectura de su obra centrada en su vertiente hedonista, como pintor de los placeres de la vida moderna, pero también en su faceta más introspectiva, reflexiva y personal. Juan Ángel López-Manzanares, comisario de la muestra y conservador del Museo Thyssen, ahonda en cuestiones más desconocidas de la producción de este autor, como el progresivo alejamiento del punto de vista en sus obras, la síntesis de lo cotidiano con lo pastoral, el distanciamiento sentimental de sus paisajes y la importancia, cada vez mayor en sus obras finales, de ámbitos privados del artista. Como guinda del pastel, la exposición muestra por vez primera los dibujos preparatorios que Dufy realizó para el Bestiario de Apollinaire, junto a varios de sus grabados.