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TERRITORIOS SOÑADOS, TERRITORIOS OLVIDADOS

21/06/2018

El fotógrafo y ensayista Luigi Ghirri es "un genio poco conocido en el arte de la posguerra", dijo James Lingwood, comisario de la exposición El Mapa y el Territorio ubicado en el Museo Folkwang (Essen, Alemania) hasta el 22 de julio y que a finales de septiembre se trasladará al Reina Sofía.

Diseñada por David Chipperfield, el Mapa y el Territorio de Luigi Ghirri es una muestra que reúne aproximadamente 250 de las obras maestras del siglo XX- y que sirve como el "estudio más significativo de su trabajo fuera de Italia", explica Lingwood.

Hasta esta exposición Luigi Ghirri ha sido un semi desconocido por numerosas razones. Ghirri se mudó a Módena a los veinte años, donde la cartografía fotográfica formaba parte de su rutina, pero no pasó mucho tiempo antes de que comenzara a explorar los méritos artísticos de esta técnica; se sentía fascinado por la fuerza con la que se abría paso el mundo moderno. Esta intensa curiosidad por investigar dio sus frutos como un estudio de décadas de su localidad: el área de tres kilómetros que rodeaba su hogar, para ser precisos.

Formado como aparejador y delineante, Ghirri mira la realidad desde una posición frontal, con una acentuada cualidad de escala y medida: “no ha sido mi intención hacer fotografías, sino planos, mapas, que sean, al mismo tiempo, fotografías. Me interesan la arquitectura efímera, el mundo de provincias, los objetos que todo el mundo define como kitsch pero que para mí nunca han sido tal cosa, sino objetos cargados de deseos, sueños y recuerdos colectivos […] ventanas, espejos, estrellas, palmeras, atlas, esferas armilares, libros, museos y personas vistas a través de las imágenes”.

Ghirri mantuvo una constante fascinación por las representaciones del mundo en forma de reproducciones, fotos, pósteres, maquetas y mapas, y el modo en que estas representaciones se insertaban en la realidad, como signos que entran a formar parte de la ciudad o el paisaje.

La mediación de la experiencia a través de las imágenes en una Italia que oscilaba entre lo viejo y lo nuevo se convirtió para él en un terreno de investigación inagotable: “una gran aventura en el mundo del pensamiento y la mirada, un maravilloso y mágico juguete que consigue combinar milagrosamente nuestra conciencia adulta con el mundo de cuento de los niños… un viaje sin fin en las grandes y pequeñas variaciones y en el ámbito de las ilusiones y las apariencias, un espacio laberíntico y especular de multitudes y simulación”.