12/05/2025
En apenas 75 metros cuadrados y con un presupuesto ajustado, el estudio australiano YSG ha creado un espacio que parece salido de un sueño con banda sonora funk y filtro analógico: Superfreak Marrickville, el nuevo café de moda en Sídney. Instalado en una antigua fábrica de helados, este pequeño local encapsula con audacia y sentido del humor lo mejor del diseño setentero reinterpretado desde una mirada actual, funcional y cálida.
Más que un café, Superfreak es una experiencia sensorial que empieza en los pies, con un suelo de corcho color caramelo que aporta calidez visual y confort acústico, y continúa por las paredes teñidas de amarillo mantequilla y el techo en un verde brillante apodado "verdura fresca", que YSG define como “una distracción casi de otro mundo”. El uso del color no es solo decorativo, sino estructural: cada área se distingue por una paleta que marca su carácter.
En el corazón del espacio, un conversation pit (esos salones hundidos tan propios del imaginario vintage norteamericano) actúa como punto de reunión, rincón para melómanos —incluye tocadiscos y vinilos— y pieza central desde la que se articula el ambiente. La iluminación escultural, las sillas vintage compradas en 1st Dibs, las soluciones a medida como el banco que se adapta al acceso para sillas de ruedas, o el mobiliario en madera de arce, todo contribuye a una estética nostálgica y a la vez futurista, como si el pasado hubiera sido rediseñado por una mente de 2025.
La inspiración no se queda en la superficie. Una lámpara casi salida del universo de Willy Wonka firmada por la artista estadounidense Autumn Casey da la bienvenida a los visitantes, mientras que un ventilador suspendido de la artista Nadia Hernández proclama la palabra “Destino” en mayúsculas. Hay incluso una escultura cerámica en forma de chirimoya gigante sobre una cesta de la ropa rosa, obra de la australiana Mechelle Bounpraseuth, que aporta un toque de nostalgia suburbana con humor.
Hasta las soluciones técnicas están pensadas con ingenio. Las cortinas de café con estampado retro filtran la luz solar en tonos verdes y marrones coordinados, y una pantalla de tela de rayas puede elevarse para convertir la barra en cabina de DJ, completando el espíritu polivalente del lugar. Porque si algo define a Superfreak, es su voluntad de ser muchas cosas a la vez: cafetería de barrio, salón de vinilos, galería espontánea, set cinematográfico y refugio urbano.