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VIVE LA EXPERIENCIA DE HAII KEII

restaurante japonés

18/06/2025

Houston no se anda con medias tintas. Y Haii Keii es la prueba. Este nuevo restaurante japonés, diseñado por Gin Design Group, no es un local más, ni siquiera un espacio bonito, es una experiencia inmersiva que mezcla cine, tradición y fantasía en cada rincón. Blade Runner, Kill Bill y la estética de los ryokan tradicionales sirven de punto de partida para un viaje sensorial donde la percepción se distorsiona y la atmósfera se impone desde el primer paso.

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La entrada es ya una declaración de intenciones: un túnel de cristal rojo iluminado por dentro que da paso a paredes orgánicas con acabados metálicos y luz azul líquida. El suelo parece flotar, las formas ondulan, y la sensación es más de ciencia ficción que de restaurante. Pero lo es, y de los que se recuerdan. El diseño juega con la idea de portales, de transiciones entre espacios y estados de ánimo. El bar central es el eje visual: coronado por un bonsái invertido suspendido bajo un disco rojo pulido (obra de Moon Pappas), el conjunto se refleja en un espejo circular teñido de rojo que multiplica el efecto surrealista. La barra, en metal rojo con faldón de malla dorada, reposa sobre un fondo de mosaico de roca de río que evoca la piel de un dragón.

En los muros, más de 1,2 km de cuerda carmesí caen desde los techos en capas que envuelven sofás turquesa de aire retro, en una instalación firmada por Fibrous Co. Todo parece una instalación artística permanente: desde la iluminación cinética hasta los acabados brillantes que vibran con la música y los reflejos. La planta superior, a la que se accede por una escalera de bloques de shou sugi ban (madera japonesa carbonizada), alberga el comedor privado. Se esconde tras portales de luna rojos y pesadas cortinas de terciopelo negro, y combina butacas de cuero negro con detalles metálicos en rojo. Aquí, el diseño añade una capa de teatralidad más sutil, casi cinematográfica.

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Uno de los gestos más potentes del proyecto es el gran óculo de suelo a techo que conecta ambas plantas. Desde él, se puede observar la sala principal como si fuera un escenario. Y al mismo tiempo, ser observado. Es parte de esa narrativa espacial que Gin Design Group ha hilado con precisión: la tensión entre ver y ser visto, entre moverse y flotar. El contraste de materiales (madera quemada, metal bruñido, acrílico translúcido, piedra y cuerda) genera una sobrecarga sensorial deliberada. Pero todo está coreografiado para no saturar, sino para diluir los límites entre arquitectura, arte y cine.

Cenar aquí es como entrar en un set de rodaje, vivir una escena y salir distinto. Y no hace falta haber visto a Uma Thurman blandir una katana para entender que en Haii Keii el verdadero combate ocurre entre lo previsible y lo extraordinario. El diseño, sin duda, gana la partida.

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