06/02/2019
La mítica marca de plumíferos hechos a mano regresa después de 22 años.
El mercado está lleno de marcas, pero muy pocas pueden ser consideradas una leyenda y, Pedro Gómez, es una de ellas. Surgida de la mente visionaria del alpinista y esquiador madrileño que le da nombre y que hace 60 años triunfó con sus originales sacos de dormir, plumíferos y ropa técnica, el legado de Pedro Gómez está ahora más vivo que nunca con el regreso de sus diseños más icónicos. Para ello, la firma retoma para su relanzamiento sus tres siluetas más representativas: el chaleco, el plumas corto y el canadiense, que ya están a la venta a través de su web y que también se pueden adquirir y personalizar a medida y bajo cita previa en su nueva Experience Store en el corazón del barrio que vio nacer a Pedro, Malasaña (Calle Molino de Viento, 20).
El origen de la marca se remonta a 1959, cuando el propio Pedro Gómez, creador de prendas deportivas, además de montañero y esquiador, quien cuenta ahora con 92 años, empezó a diseñar sacos de dormir rellenos de pluma, con unas características técnicas que marcarían un antes y un después en la historia del equipamiento de montaña. A partir de ahí, la innovación y la obsesión por alcanzar la perfección en sus prendas fue una constante para Pedro Gómez. Siguiendo este camino, llegó a diseñar sus famosos plumíferos y, en 1970, abrió su primera tienda “Deportes El Igloo” (Marqués de Lema, 7), situada en el barrio madrileño de Chamberí. Sus creaciones fueron toda una revolución en aquellos años, tanto por su innovador diseño como por su versatilidad y su extrema durabilidad.
Para confeccionarlos, siempre a medida y bajo pedido, Pedro contaba con los mejores proveedores internacionales de tejidos técnicos y de duvet. Y, al ser diseños 100% personalizados y elaborados a mano, pronto se convirtieron en objetos de culto muy apreciados por sus clientes, entre los que se contaban grandes deportistas y miembros de la jet set española. Así, los “Pedro Gómez” comenzaron a verse con frecuencia, no sólo en las pistas de Baqueira, la estación de moda en aquellos años, sino en expediciones profesionales a Los Andes, al Himalaya, a la Patagonia o al Cáucaso. No obstante, sus propietarios también se animaron a lucirlos en el ámbito urbano de la capital, siendo siempre sinónimo de elegancia, distinción y un gusto especial por las cosas bien hechas.
Sin embargo, a finales de los 90 la marca se apagó. Y, es ahora, cuando se cumplen 22 años desde que la marca se desvaneciese, cuando llega su esperado resurgir de la mano de dos jóvenes emprendedores, José Luis Serrano y Virginia Negral, en quienes Pedro Gómez ha depositado su plena confianza y asesoramiento. Así, sus prendas vuelven a fabricarse de manera artesanal en España, en pleno siglo XXI con la misma calidad, cariño y profesionalidad que lo han hecho desde que empezaran en 1959.